martes, 7 de septiembre de 2010

Entrevista a Paco Pérez Bryan en Sur.es

«Desde niño llevo la Semana Santa metida en las venas» 01.04.10

Paco Pérez Bryan Periodista y experto musical. «Es estúpido menospreciar tradiciones que forman parte de nuestra historia»


Las procesiones son parte primordial en la vida de Paco Pérez Bryan, periodista y experto musical. Es tanta su pasión por la Semana Santa de Málaga que le ha inoculado esa afición a su mujer, la cantante Luz Casal, y a diversos amigos, entre ellos el cantante del grupo neoyorquino Spin Doctors, Chris Barron. A sus 52 años, Pérez Bryan no tiene pensado retirarse del trono de la Virgen del Gran Poder.
-Usted es un apasionado de la Semana Santa de Málaga. ¿Cómo se acercó a ella?
-Todo empezó cuando veía las procesiones de niño con mis padres en una tienda situada en el centro de la calle Larios, casa Gámez. Había unos altillos en el escaparate en los que, una vez limpiados, cabían personas. Y desde ese lugar veíamos pasar los desfiles. Yo era muy pequeño, pero fue como meterme la Semana Santa en vena.
-¿Cuáles fueron sus inicios cofrades?
-La primera cofradía en la que salí, con ocho o nueve años, fue la Pasión, acompañado por uno de los niños que veía las procesiones conmigo en casa Gámez. Íbamos de monaguillos. La Pasión era la cofradía a la que mi padre estaba vinculado por esas fechas. Más tarde, siendo ya adolescente, coincidí con el cambio de los hombres de trono pagados por chicos estudiantes. Empecé a sacar el Cristo de la Humillación con compañeros de mi clase. Yo estaba en el colegio de San Estanislao, en El Palo.
-¿Y cómo llegó usted a la Cofradía de la Misericordia?
-Como pasa en estas cosas. Teníamos un amigo que era de la Perchelera y nos dijo que si queríamos sacar el trono del Chiquito, porque se había quitado a los hombres pagados. Muchos compañeros de clase llevamos a Jesús de la Misericordia ese año en que ya no había gente que cobraba por ello. Eso ocurrió a principios de los años setenta. Cuando la cofradía decidió, uno o dos años después, que iba a suprimir a los hombres de trono pagados del trono de la Virgen, los jóvenes que estábamos en el Cristo nos pasamos a la Perchelera. Y desde entonces la saco. Posiblemente, sea uno de los más viejos del trono, aunque a mis 52 años me considero joven.
-¿No ha sentido ganas de retirarse de los varales?
-No, no, no. Sacar el trono el Jueves Santo es uno de mis momentos grandes del año. No se me ha pasado por la cabeza dejarlo. Me encuentro bien. Incluso, la semana previa, intento hacer un poco de ejercicio para estar más en forma. Además, he tenido la suerte de que uno de mis mejores amigos, Chris Barron, el cantante del grupo de Nueva York Spin Doctors, viene a la Semana Santa de Málaga desde hace más de diez años. Un día me dijo que quería sacar el trono de la Virgen del Gran Poder. Lo hace desde hace tres años. Y me consta que mete el hombro con pasión.
-¿Qué es lo que tienen los tronos que hace que se mantenga la gente tantos años en ellos y no quiera dejarlos?
-En mi caso, quizá vivir el contraste que supone estar en un mundo como el del espectáculo y la música, que a veces es demasiado negocio y, de pronto, pasar ocho horas con una gente con la que te une estar bajo los varales. También influye la devoción por la imagen. Para mí, pasar por la calle Ancha, tanto a la ida como a la vuelta de la procesión, es algo muy especial. Voy con los pelos de punta. No sé qué tiene esa calle, pero me emociono muchísimo. Sacar un trono es un cúmulo de sentimientos difícilmente explicables.
-Esa pasión que siente por la Semana Santa ha sabido transmitirla a su mujer, Luz Casal, y a sus amigos.
-Por supuesto. Esta Semana Santa han venido mi amiga y periodista Beatriz Pécker, y Chris Barron, con toda su familia, que viajan expresamente desde Nueva York; y un amigo mío de Asturias. Y, lógicamente, mi mujer, que es hermana de la Misericordia y a la que le encanta la Semana Santa malagueña y la disfruta muchísimo.
-Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Lo digo porque a veces los malagueños no se dan cuenta de la importancia de su Semana Santa, ¿no?
-Me parece estúpido menospreciar tradiciones que son parte de nuestra historia. Yo, desde luego, no soy quien las menosprecia. Creo que sobre el pasado se construye el futuro. Me consideraría algo tonto si en Semana Santa me fuese, por ejemplo, de camping a Valencia. Por otro lado, respeto a la gente que no le gusta, pero en mi caso me gusta, me encanta y es una semana que la vivo tan intensamente que dura como un mes. Es algo con tanta belleza plástica. Además, es una fuente de arte, que mantiene vivo el barroco.
-¿Lo que más le gusta es callejear para ver las procesiones?
-Callejear es algo que he hecho toda la vida y es lo que más me agrada. Siempre intento sorprenderme con algo nuevo.